Su precio rondaba las 100 pesetas, cuando un salario medio no alcanzaba las 10 pesetas diarias y la Pepona, muñeca de la época, no costaba mas que 5 pesetas.
Mariquita Pérez, "la muñeca que se viste de verdad" fue un fenómeno social que alcanzo a todos los estamentos sociales. Al alcance de muy poca gente, sin embargo llego parcialmente a todos, aunque solo fuese en forma de canciones, programas de radio o simplemente como espectáculo visual, pues incluso sus escaparates eran autenticas revistas de moda que causaban expectación con cada cambio.
El éxito era tal que, en sus recorridos por la Concha de San Sebastián, la gente se paraba para ver a aquella niña morena que lucía una muñeca con idéntico vestido. Vestida siempre de punta en blanco.
Mariquita Pérez se convertía en el sueño de las niñas, sueño que por desgracia no se podían permitir la inmensa mayoría de las familias españolas.
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